Estás atrapado en esta carrera de ratas,
bailando en la cuerda floja sin red.
Te abandonaron las ruedas del progreso,
como a un animal arrollado.
Intentaste alcanzar el anillo de latón,
… cayéndote del tiovivo.
Obedeciste todas las reglas,
creyendo tener la oportunidad
de romper los moldes de la sociedad
y, así, ser diferente del resto de la gente.
Has roto, por último, el espejo
para enfrentarte cara a cara contigo mismo.
El profeta duerme en las barriadas,
cansado de las profecías hechas realidad.
Las botellas vacías, que lo rodean,
muestran que la sabiduría y el saber son cosas diferentes.
En las sombras de la oscuridad,
los catedráticos reparten doctorados
pegados al dorso de un mapa de carreteras,
explicando la lógica de la intolerancia.
Confunde mi inglés sencillo,
todo aquello que los profetas borrachos entienden.
Los necios marchan, hace tiempo
por esta vía, hacia la fortuna y la fama.
El padre John no dio nunca un sermón,
él hablaba desde el corazón.
Siempre mantuvo las puertas de la iglesia, abiertas,
a los extraños necesitados de refugio, en la tormenta.
Algunos llegaban para rezar,
la mayoría para descansar.
Yo llegué buscando una respuesta.
El padre John me exlplicó:
“La fe y la religión, hijo mío,
no son lo mismo …
Algunas cosa no se pueden comprobar,
Son, por si mismas, la prueba.”
Yo estaba prisionero de mi locura.
Le contaste a todo el mundo que estaba enfermo,
por creer, que las palabras de amor podían curar
las profundas heridas del odio.
Y mientras tú golpeabas al caballo muerto,
yo abajo, estaba arrodillado,
para recoger las monedas de plata
que me tirabas a la cara.
Esperabas comprar mi silencio,
creyendo que me iría,
dejándote sin el recuerdo
de cómo reza un pecador.
© Michael de Jong ® Dutch Uncle Music STEMRA 2009